La luna y la palabra.

La luna y la palabra.

En IUS reivindicamos la palabra como el arma más potente que tenemos los seres humanos para transformar la realidad y enriquecer el mundo.

No cabe duda de que charlar nos permite compartir nuestras ideas y nos empuja a trabajar Unidos para conseguir lo imposible. Y eso es lo que hace cada día Bernie Roth – ingeniero con gran reputación mundial en cinemática y robótica- desde la Dschool de la Universidad de Stanford (EEUU): empujar a sus alumnos a construir sus sueños y una vez que estos han adquirido forma en sus cerebros, les invita a escupirlos, a lanzarlos fuera del mundo de las ideas para inmediatamente después convertirlos en materia. Hay que cimentar dentro del cerebro lo que se quiere construir fuera. Por eso Bernie es, en realidad, un hacedor de sueños, un inspirador de palabras. En su libro ‘The Achievement Habit’ (podríamos traducirlo como ‘El hábito del logro’, aunque desgraciadamente aún no está traducido al castellano) habla del poder transformador del lenguaje, de su capacidad para cambiar nuestra forma de ser. Por eso es tan importante, según Roth, ‘además de lo que decimos, saber cómo lo decimos; ambas cosas van a influir en nuestro estado de ánimo, en la manera en que nos comportamos y también en nuestras acciones’. Está claro que no podemos elegir, pero sí podemos dejarnos influir por nuestro lenguaje, por las palabras que usamos, porque cuando hablamos con los demás estamos entablando a la vez un diálogo con nosotros mismos. Es tan importante ser conscientes de este diálogo, como de escoger las palabras precisas que debemos manejar para perseguir los sueños.

Es la diferencia entre el hacer y el intentar. Es lo que diferencia a un sueño de una quimera.El primero se hace, el segundo solo se intenta.

Y si el lenguaje tiene capacidad para cambiar nuestra realidad, el influjo que tiene la luna sobre  nosotros no se queda atrás. Ahora, además, llega la constatación de que este embrujo milenario afecta de una u otra manera al comportamiento humano. Un grupo de investigadores suizos de la Universidad de Basilea ha observado, a través de un experimento realizado por voluntarios, que durante la luna llena las ondas delta del electroencefalograma de los participantes en este experimento, se reducían un 30 por ciento durante el sueño NMOR, un indicador del sueño profundo.

Y no solo eso, también confirmaron que los participantes tardaron en conciliar el sueño cinco minutos más y durmieron veinte minutos menos. Este satélite que, empujando los océanos y provocando el reflujo de las mareas primitivas, fue el que dio el puntapié inicial a la vida hace 3.800 millones de años. Pero la Luna no solo tiene el poder de influir en hombres y mujeres. Este satélite, que se encuentra a 402.000km de la Tierra, es el perfecto compañero de viaje de nuestro planeta -de hecho, tal y como explica la científica británica Maggie Aderin-Pocock, sin ella, probablemente, no estaríamos aquí – porque tiene el poder de influir en los seres que habitamos la Tierra: en nosotros, en los animales, en las plantas… Dos milagros unidos. La luna y la palabra. La luna ilumina nuestra noche, la palabra alumbra nuestra vida.

 

Artículo de opinión de Julia Higueras, Directora de «Anoche tuve un sueño»